El arte de no saber que es el arte

“El arte contemporáneo necesita mantener una distancia con el público para que todo pueda continuar funcionando. Esto lo explica muy bien Natalie Heinich cuando dice que el dispositivo actúa, cíclicamente, en tres fases: el artista transgrede las fronteras del arte, el público manifiesta su rechazo y, luego, los especialistas legitiman esa transgresión facilitando que la parte más avanzada del público la acepte como arte. El círculo transgresión/rechazo/legitimación se repite cada vez más rápido y el número de especialistas dispuestos a legitimar las transgresiones y la parte del público dispuesto a asimilarlas es cada vez más reducido. Esto hace que el mundo del arte sea cada vez más pequeño, más elitista, y por tanto más alejado del público en general”. Así se expresaba el artista malagueño Manuel Franquelo en una entrevista para El Mundo en su edición digital. Estas palabras ejemplifican claramente la situación en la que el arte lleva viviendo desde hace decenas de años y en la que claramente se ha ido alejando cada vez más de la persona de a pie. Como bien indica Franquelo, “el elitismo que envuelve el mercado del arte en la actualidad aísla definitivamente al público de los designios del arte” (extraido de: http://www.elmundo.es/elmundo/2009/10/06/cultura/1254841054.html). Es cierto que en la actualidad se ha incrementado el número de visitantes a museos, galerías, bienales etc. y a pesar de los difíciles momentos económicos por los que pasamos, estas instituciones siguen haciendo esfuerzos para que el “nuevo” arte siga estando al alcance, físico al menos, del gran público. No cabe duda alguna de que pinacotecas de la talla del Museo del Prado, el Louvre, Hermitage y todos los grandes museos del mundo que podamos imaginar, seguirán recibiendo hervideros de visitantes que acuden a ellos deseosos de encontrarse con las expresiones artísticas más altivas del ser humano. El ser humano necesita de esto, necesita el arte para afirmarse en su condición, necesitan alimentar su espíritu; ¿Ocurre esto con el arte de hoy día?, ¿podríamos decir que el arte se ha escapado definitivamente de lo humano?

Es evidente que el mercado del arte siempre ha estado ligado a la economía; siempre ha proliferado bajo el regazo del poder y el dinero desde hace siglos, pero en los últimos años se ha distanciado aún más si cabe y se ha enquistado en las altas esferas que hacen y deshacen los conceptos de lo que es o no es arte de la mano del capitalismo más voraz. A modo de apunte y para tratar de hacer entender un poco mejor esta última afirmación, no hay nada más que observar como el mercado del arte ha crecido en China en los últimos años con la aparición de los nuevos multimillonarios chinos que florecen a la par que el país ha ido creciendo económicamente de forma imparable. Actualmente China se alterna con EE.UU en el primer escalafón del comercio mundial del arte, moviendo aproximadamente un 30% de este mercado. Esto para aquel que haya tenido la maravillosa curiosidad de interesarse por el arte, no es nada nuevo. La idea de invertir en una obra artística no es propia del siglo XX. El arte siempre ha estado ligado con el dinero y el artista con el mecenazgo. A favor y en contra de ideologías o manifiestos, al fin de cuentas, el artista de algo tiene que vivir. Posiblemente esto sería una buena explicación de por qué las personas en la actualidad no son capaces de apreciar ni comprender aquello que se presupone como formas de expresión artística.
Como se apuntaba unos párrafos más arriba, hoy día hay un mayor número de personas que acude a los espacios artísticos, cierto, pero no es menos cierto que el gran público sigue observando con recelo e incomprensión mucho del arte que se ha venido produciendo en los últimos años (podríamos hablar incluso de obras producidas desde comienzos del siglo pasado). Se trata más bien de un aspecto más ligado a la “calidad” de los visitantes que a la cantidad. Es por lo tanto una problemática ligada directamente a la educación y por lo cual, en la educación deben de hallarse las soluciones pertinentes.

La revisión de ciertos aspectos relacionados con la educación por y para el arte se
hace patente hoy día. Se pretende pues con este trabajo establecer las preguntas y respuestas adecuadas para que la educación artística sea capaz de recolocar los cimientos del arte, que recupere en cierta medida su carácter social y “espiritual”, y que se acerque de nuevo a los valores por los cuales ha sido, es y será un acto indispensable de la condición humana.

“La vida espiritual, a la que también pertenece el arte y de la que arte es
uno de sus más poderosos agentes, es un movimiento complejo pero
determinado, traducible a términos simples, que conduce hacia adelante
y hacia arriba. Este movimiento es el del conocimiento. Puede adoptar
formas, pero en el fondo conserva siempre el mismo sentido interior, el
mismo fin”.    Kandinsky, 1996. p. 25

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2 respuestas a El arte de no saber que es el arte

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